Si para este nuevo año te has propuesto hacer una vida más sostenible y reducir de alguna manera tu huella de carbono, pero no sabes muy bien cómo lograrlo, y que no te suponga una complicación añadida, te damos unos sencillos pasos que pueden ayudarte.
Como verás, no se trata de grandes logros pero sí pequeños gestos que, sin mayor esfuerzo, pueden provocar cambios significativos. Y desde Vamos a hacer algo por la tierra, no solo te animamos a hacerlo, sino que también te decimos que este es el momento adecuado para dar el paso, si no lo has hecho todavía.
Como ya habrás podido ver en algún medio de comunicación, en los últimos meses se han publicado varios informes importantes relacionados con el cambio climático y sus desastrosas consecuencias ambientales, sociales y económicas. Las Naciones Unidas reunieron a 91 científicos de 40 países distintos, los cuales analizaron 6.000 estudios científicos. Concluyeron que, en el caso de continuar con este ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero, en el año 2040 tendremos que enfrentarnos a una crisis global. Dicha crisis vendría caracterizada por la escasez de alimentos, los incendios forestales y el fin de los arrecifes de coral. Pero también nos dan un pequeño halo de esperanza: afirman que es posible revertir esta evolución, aunque esto suponga un gran esfuerzo.
Está claro que el papel de los gobiernos y las empresas es fundamental a la hora de proponernos cambiar el futuro. Ellos deberían ser quienes promuevan políticas que reduzcan las emisiones de carbono a gran escala. Pero no por ello debemos desestimar el papel que, como ciudadan@s, podemos ejercer en este cambio.
Nuestro consumo supone un impacto fundamental en la economía. Modificar determinados hábitos puede provocar cambios muy significativos.
Hay cambios pequeños y simples en nuestro estilo de vida que pueden provocar impactos considerables en nuestra huella de carbono. Es evidente que las grandes corporaciones tienen una mayor repercusión que las personas a la hora de solventar el problema. Pero nosotros también podemos generar cambios relevantes. Un estudio publicado el año pasado en la revista científica Nature determinaba que los esfuerzos sostenidos y continuados de los consumidores podrían provocar una reducción de la temperatura de la tierra de 1,5ºC. Y no solo esto, sino que la decisión personal de alguien de vivir de una manera más sostenible, muy probablemente inspirará a otras personas. Se generará un efecto dominó de vidas sostenibles. Se acelerará el ritmo de cambio. Además, también estaremos enviando señales tanto a gobiernos como a grandes compañías, haciendo que reflexionen sobre sus planes de acción.
Estas son nuestras ocho propuestas para alcanzar una vida algo más sostenible y coherente con el planeta:
1. Reduce los envases de plástico
Como habrás podido comprobar, habitualmente en las casas consumimos abrumadoras cantidades de envases para casi todo tipo de productos de limpieza y aseo personal. Estos envases terminan llenando nuestro contenedor de basura. Una buena alternativa para reducir el consumo de envases es utilizar dispensadores reutilizables. Esto permite comprar envases de mayor cantidad, lo que implicaría una menor cantidad de plástico por cada mililitro de producto.
Por ejemplo, para lavar la vajilla en la cocina, puedes poner un dispensador de jabón que puedes ir rellenando según vayas necesitando. Esta solución no va a evitar que sigas consumiendo un envase a la hora de comprar el jabón, pero te va a permitir que, en lugar de botellas pequeñas, compres una botella o garrafa de mayor cantidad. La relación producto-plástico cambia, y para mejor. ¿No te parece una manera sencilla de consumir menos plástico? Puedes hacer lo mismo con el detergente para la ropa, el suavizante o cualquier producto de limpieza.
Y si quieres ir un poco más allá, existen tiendas a granel en las que puedes rellenar tu envase y pagar solo por el producto que compras. De esta manera no estarás generando ningún tipo de residuo adicional. Pero no lo olvides… cualquier pequeño gesto es ya un gran avance si lo que quieres es llevar una vida más sostenible. Plantéate aquello que veas que está al alcance de tus posibilidades.
″Ya, pero ¿Qué hago si mi agua del grifo no es buena y tengo que comprarla?″
En cuanto a las botellas de agua, si vives en uno de esos lugares en los que no es saludable consumir agua del grifo por su calidad y no puedes evitar tener que comprar agua embotellada, no te preocupes. También hay alternativas. Nuestro consejo es que, en lugar de comprar botellas de pequeña capacidad, compres garrafas con elevada capacidad. Sabemos que consumir el agua de la garrafa es bastante más complicado por su peso. Por ello te proponemos tener botellas de cristal de un tamaño manejable. Las puedes ir rellenando de la garrafa. En la actualidad, hay infinidad de modelos disponibles en el mercado. Puedes encontrar botellas de cristal de alta resistencia, botellas con envoltorio de protección, etc. Pueden venirte bien incluso para llevarte una al trabajo, o si tienes hijos pequeños.
2. Pásate al sólido
Quizá sea un buen momento para sustituir la botella de gel y champú de tu baño. Existen alternativas sólidas, como por ejemplo, la pastilla de jabón de toda la vida. En la actualidad hay infinitas modalidades de gel y champú en formato sólido, las cuales suponen alternativas mucho más saludables y naturales en la mayor parte de los casos.
Cada vez hay más gente que se está sumando a esta corriente de sustituir los productos líquidos por detergentes o jabones de consistencia sólida o altamente concentrados. Como seguro que ya sabes, la consistencia líquida viene derivada simplemente de añadir agua (de esa que sale cuando abrimos un grifo). Por tanto, la podemos agregar en nuestro domicilio, no es necesario comprarla. De esta manera generaremos menos residuo, tanto del derivado de su envoltorio como del derivado de su transporte. Podremos dar así otro pequeño paso hacia una vida más sostenible.
3. Modifica la manera de conservar los alimentos
Habitualmente, cuando tenemos que guardar un alimento para que no se estropee, utilizamos envoltorios desechables, ya sea papel de aluminio, papel film o bolsas de plástico.
En este caso, una vida más sostenible viene derivada de la posibilidad de reutilizar los envoltorios. Si, por ejemplo, no estás dispuesto a dejar de utilizar papel de aluminio, tienes la posibilidad de usarlo con un poco más de cuidado. Te proponemos que, una vez lo hayas utilizado, en lugar de tirarlo a la basura, lo guardes para la próxima vez. Cuantas más veces lo utilices, mejor.
Si te planteas otro tipo de soluciones, hay unas cuantas que pueden ser interesantes:
- En lugar de envolver tus alimentos, mételos en un tupper hermético y de ahí directo a la nevera o el armario. También puedes aprovechar para guardar los tarros de cristal sobrante de las conservas y utilizarlos como envase. Intenta utilizar recipientes que tengas en casa y que te eviten comprar uno nuevo. Pero, si tienes que comprar, intenta prescindir en la medida de lo posible de los recipientes de plástico.
- Hay alternativas en cuanto a envoltorios reutilizables que son francamente interesantes. Por ejemplo, los envoltorios de tela encerada, perfectamente moldeables y lavables. Para los bocadillos de la merienda también hay otras muy cómodas, como los conocidos bock&roll.
4. Invade tu espacio de bolsas reutilizables
La única manera de dejar de consumir bolsas de plástico cuando vamos a hacer la compra es tener siempre una alternativa sostenible disponible. Pero siendo realistas, sabemos que las probabilidades de olvidarnos la bolsa cuando vamos a hacer la compra son muy elevadas.
Nuestra recomendación es que invadas tu espacio de bolsas reutilizables. Realmente ocupan muy poco sitio y es una gran idea que siempre tengas una a tu alcance. Mete unas cuantas en el coche, en la mochila para ir al gimnasio, en la cartera del trabajo o en esos bolsos que utilizas más habitualmente. Nunca sabes cuándo te va a surgir hacer un recado o comprar algo que se te olvidó. Tener una bolsa reutilizable a mano siempre es una buena opción.
Eliminar las bolsas de plástico es un gran paso para una vida más sostenible.
5. Cambia de cepillo de dientes
Se estima que una persona desecha a lo largo de su vida un total de 300 cepillos de dientes. A esto hay que añadirle que, un cepillo de dientes suele tardar alrededor de 75 años en descomponerse y que el material con el que se fabrica es un material derivado del petróleo. Con todo esto, plantearnos la posibilidad de elegir un cepillo de dientes más sostenible es una gran opción.
En la actualidad existen múltiples variantes de cepillos fabricados con materiales más biodegradables, como el bambú o incluso la madera. A esto hay que añadirle que el precio de un cepillo convencional fabricado con plástico y el de uno fabricado con materiales briodegradables es prácticamente el mismo. Tus dientes seguirán estando igual de limpios y estarás colaborando en reducir tu huella de carbono sin complicarte la vida.
Eso sí, no olvides que solo será conveniente pasarte a un cepillo más sostenible, cuando el que estás usando en la actualidad ya necesite ser sustituido. Recuerda también que, a pesar de estar fabricados de un material plástico, los cepillos de dientes no pueden ser reciclados a través del contenedor de envases. En el caso de que quieras deshacerte de él, tendrás que depositarlo en el contenedor de resto. Así, finalmente terminará (si hay suerte de que no acabe en el mar) en el vertedero más cercano.
6. Consume productos de proximidad y de temporada
Los beneficios de comprar productos de proximidad y de temporada son innumerables. Como te podrás imaginar, consumir frutas y verduras fuera de temporada implica un desajuste en su ciclo natural. Y tiene elevadas consecuencias para el medio ambiente. Si son producidas en tu mismo país, estarán siendo sometidas a condiciones artificiales. Esto supone un mal gasto de los recursos (agua, calor…). Por el contrario, si esa fruta o verdura se produce en otros países, aun reuniendo las condiciones climáticas para su crecimiento, el mal gasto viene derivado del transporte. Ese producto estará siendo trasladado miles de kilómetros para que lo tengas a tu disposición, lo que deriva en un elevado volumen de emisiones.
Si lo que quieres es mejorar la sostenibilidad de tu día a día, consumir productos de temporada es, sin duda, un gran paso hacia adelante. Y que lo hagas en un comercio cercano, además, favorecerá el desarrollo y el bienestar de tu propia comunidad.
7. A la hora de comer y cocinar, pásate al textil
Estamos muy acostumbrados a la hora de comer o cocinar, a utilizar servilletas/paños de celulosa de un solo uso. ¿Por qué no sustituir este tipo de materiales por otros que podamos reutilizar de manera ilimitada? Es por esto que te invitamos a poner en tu cocina varios trapos de tela. Así los tendrás a mano siempre que los necesites. Te invitamos también a volver a utilizar la servilleta de tela de toda la vida. Y dejar de lado las servilletas de papel.
Pero si ves que esta opción se te hace demasiado cuesta arriba, te proponemos una solución intermedia: papel de cocina y servilletas de papel reciclado. Es una buena manera de contribuir a la reutilización de los materiales. Mejorarás la sostenibilidad de tu día a día, alcanzando también así, una vida más sostenible.
8. Consume con cabeza
Es el último consejo de nuestra lista. Pero, muy probablemente, el mejor que te podemos dar para llevar una vida más sostenible con el planeta:
«Antes de nada, dale una vuelta»
Nos hemos acostumbrado a este ritmo de vida trepidante. Parece que no tenemos tiempo de reflexionar. De tomar conciencia de las cosas que hacemos. Al ser humano parece habérsele olvidado la importancia de vivir en sintonía con el planeta. Se ha limitado a concentrarse en vivir en sintonía exclusivamente con él mismo. Es algo absolutamente egocéntrico. No mide en ningún momento las consecuencias de sus propias decisiones.
Para alcanzar una vida más sostenible, es importante que vayamos incorporando a nuestros procesos de toma de decisiones la consideración de las consecuencias que para el planeta tienen nuestros actos. Esto debería convertirse en un punto tan fundamental como el de nuestro propio bienestar. El bienestar del planeta está directamente relacionado con el bienestar de quienes habitamos en él. No lo olvides.
Pensamientos sobre «si es un producto adecuado o no», «si de verdad lo necesito», «si existe alternativa que genere menos residuos o con un menor impacto ambiental», tienen que incorporarse a nuestro mecanismo automático de toma de decisiones. Olvidarnos del planeta no es una opción.
Aprovechamos en este punto para recomendarte nuestro artículo en el que te dábamos algunas claves para llevar a cabo un consumo más responsable. Puedes leerlo pinchando aquí.
Y por último, ¡GRACIAS!
GRACIAS por haber terminado de leer este artículo. Haberlo hecho ya es un primer paso para caminar hacia un modelo de vida más sostenible. Estamos convencid@s de que, poco a poco, la semilla irá creciendo en ti. Estaremos encantad@s de que nos envíes alguno de esos pequeños cambios que hayas ido incorporando a tu día a día y que te hacen vivir un poco más en armonía.
Recuerda que mostrar tus cambios es como un soplo de aire que dispersa y siembra la semilla del cuidado y la protección del planeta allí donde estés. Comparte tus avances en las redes sociales.