Vivimos en una sociedad que constantemente nos está incentivando a un consumo frenético y descontrolado. Estamos inconscientemente alojados en el: «LO QUIERES – LO TIENES». Y no nos planteamos si es una necesidad real o no. Quizá solo sea fruto de un invento de las campañas publicitarias con el objetivo de convertirnos en consumidores/as sumisos/as sin capacidad de pensamiento. Consumo responsable
Y mientras, seguimos exprimiendo nuestro planeta y llenándolo de basura.
Las cosas que compramos en el pasado de manera inconsciente, hoy están formando parte, con suerte, de uno de los millones de vertederos que envenenan nuestro planeta.
Y la situación, año tras año, empeora. Cada día nos sacuden noticias devastadoras. Noticias que nos informan de que, en unos años, nuestros mares van a tener más plásticos que peces. O de tremendos desastres naturales, que destrozan nuestros hogares y nuestras cosechas.
Pero parece que este sistema capitalista no está dispuesto a dejarnos escapar de esta viciosa rueda de consumo que nos mantiene entretenidos. Tan entretenidos que no nos damos cuenta de que como ciudadanos/as, nuestro poder real está en nuestra forma de consumo.
Hoy en día tu consumo vale más que tu voto Haz click para twittear
Cuando compras un producto/contratas un servicio, estás apoyando directamente a la empresa a la que decides comprárselo/contratárselo. Con tu compra la haces más poderosa. De manera indirecta apoyas su forma de producir, de vender, de distribuir, de tratar a sus trabajadores/as, etc. ¿Lo habías pensado así alguna vez?
Hoy en día, son las grandes multinacionales las que marcan las políticas de un país. Son las que, de manera indirecta y velada, y gracias al inmenso poder que acumulan, pueden influir en las políticas estatales.
De esta manera, solo decidiendo el qué, el cómo y el dónde compramos, podemos llegar a marcar la diferencia. Y es ahí donde debemos comenzar a plantearnos realizar un consumo más responsable, pero… ¿Por dónde empiezo?
«Quiero ayudar al medio ambiente y a la igualdad social»
El consumo responsable es un concepto que defiende que las personas deben cambiar sus hábitos de consumo. Que éstos se ajusten, no solo a sus necesidades reales, sino también a las del planeta. Se trata, a su vez, de un consumo que ayuda tanto al medio ambiente como a la igualdad social.
Para llevar a cabo un consumo responsable, que dé respuestas a nuestras necesidades reales y que sea coherente y sostenible con nuestro entorno, solo debemos seguir unos cuantos pasos. Ello nos llevará, cuanto menos, a ser conscientes y consecuentes con nuestras decisiones de consumo. Lograremos así dar un paso fundamental para iniciar el cambio.
Pero antes de empezar, queremos darte unas pequeñas CLAVES para que triunfes sí o sí en este camino del consumo responsable:
- Ya solo haberte planteado la posibilidad de realizar un consumo más responsable es un gran logro que debes reconocerte.
- El objetivo fundamental es que seas consciente de tus hábitos de consumo para poder hacerte responsable de ellos.
- Cualquiera de los pasos que vayas logrando en este camino será un éxito. Las metas las pones tú.
- No te estreses, no debes hacerlo todo, ve poco a poco.
- Busca tu motivación interna: proteger el planeta, respetar a los animales, reducir tu huella ecológica, vivir coherentemente con el entorno, etc. Toma tus decisiones a partir de aquello que te mueve.
- No te impongas las cosas. Conseguir que tus decisiones de consumo sean acordes a tu sentir provocará una vida más armónica y saludable.
Llegados a este punto, ya estás preparado/a para lograr un consumo responsable y coherente.
Y para ello solo debes contestar a estas preguntas:
¿De verdad lo necesito?
Muchas veces tomamos la decisión de comprar un producto simplemente porque otros lo tienen, porque lo vemos en un anuncio o porque lo vemos en una tienda. Hay veces en las que las necesidades no son del todo reales y únicamente son, de manera inconsciente, autoimpuestas.
La simple idea de reflexionar sobre si es una necesidad real o solo un capricho inconsciente o falsa necesidad, ya es un importante paso adelante en este camino. Nuestro consejo es: «Párate y piensa si de verdad lo necesitas».
Si decides que sí, que efectivamente es algo que necesitas, pasamos a la siguiente pregunta:
¿Necesitas que sea nuevo?
Antes de acudir a una tienda, piensa si ese producto o servicio que quieres comprar ya existe. Puedes ahorrarle al planeta el impacto de su fabricación. Si es un producto, quizás lo puedas encontrar en una tienda de segunda mano, o puede que haya un familiar o amigo/a que lo tenga y no lo use. En el caso de que sea un servicio, existen otras alternativas como plataformas colaborativas o bancos del tiempo. La clave está en investigar un poco, puede que encuentres en tu barrio alguna alternativa que te sorprenda.
Si finalmente consideras que tiene que ser un producto nuevo, es importante que tengas en cuenta las siguientes cuestiones:
∗ Material
Inclínate por los materiales naturales, si es posible. Un producto fabricado con materiales naturales o ecológicos es más sano en su uso y menos tóxico para el planeta en su desecho. También puedes elegir productos fabricados con materiales reciclados o biodegradables. Reducir el consumo de productos realizados con plásticos o materiales derivados del petróleo es una gran decisión.
∗ Evitar el consumo de productos de un solo uso
Un vaso de plástico de usar y tirar tarda entre 65 y 75 años en descomponerse. Unos cubiertos, alrededor de 500 años. Estamos hablando de productos que se utilizan solo una vez en la vida. Después van a la basura o, en muchas otras ocasiones, acaban contaminando nuestros mares. Se trata de un auténtico drama.
∗ Evita el sobreembalaje
La mayoría de las veces los envases son totalmente prescindibles. Además, habitualmente estos envases suelen estar hechos con plástico. Acuérdate siempre de llevar tu propia bolsa o carro cuando vayas a comprar. Y si tienes la oportunidad, compra sin embalajes innecesarios.
∗ Consume producto local
El origen de fabricación tanto de los productos como de sus materias primas también debe ser tenido en cuenta. Cuanto más cerca haya sido fabricado, menores serán el consumo de energía y la contaminación derivados de su transporte. Además, el origen de fabricación también nos puede dar una pista sobre las condiciones ambientales y laborales existentes durante su elaboración.
No lo olvides, para lograr un consumo responsable… ¡El poder está en tu mano!